Por Rubén Gazapo Ramos
A José Emilio Gómez le recordareis como ayudante de Dusko Ivanovic en la temporada del doblete baskonista. Si bien en la actualidad su relación con el mundo del baloncesto ha pasado de los banquillos a las oficinas de redacción de los medios de comunicación.
Actualmente en el diario El Correo, nos analizará a través de la siguiente entrevista como se vive el día a día de un equipo profesional de baloncesto desde ambos punto de vista.
En primer lugar, háblanos de tu trayectoria como entrenador de baloncesto hasta que llegaste al Baskonia.
En realidad siempre he sido siempre más un autodidacta que otra cosa. El baloncesto ha sido parte fundamental de mi formación desde que tengo razón de ser. Si me permitís, os cuento primero los orígenes, que dan sentido a todo lo demás.
Desde niño fui al colegio Marianistas que, en el plano deportivo, por aquel entonces se preocupaba más por obtener resultados en los equipos de chavales que por favorecer las inquietudes de los mismos. Así que, debido a mi físico –llevaba gafas y no tenía un arquetipo llamativo para práctica del basket –, nunca tuve una oportunidad para jugar en el baloncesto federado.
El mundillo de la canasta hervía en mi interior, así que me hinchaba a jugar por los patios de ‘Marias’. Los recreos, las tardes después de clase, los sábados a las mañanas… Cualquier ocasión era buena para compartir un balón o ‘echar unas canastas’ con mis compañeros de clase y amigos. De algunos de ellos como Jon Aguinaco y José Antonio Lasalle aprendí los primeros fundamentos.
Aún recuerdo y conservo las primeras zapatillas Converse que, con esfuerzo, me compro mi Madre: Un tesoro y un regalo especial para un niño enamorado de la pelota naranja. No las pedí. Mi familia no era acomodada.
Mi Ama simplemente se dio cuenta de la pasión que en mi despertaba este deporte e intentó reforzarla. También recuerdo mis idas y venidas a Mendizorroza para ver al Baskonia de la mano de mi padre y con amigos del colegio. ¡Qué tiempos más bonitos!.
Crecí pasando largas horas lanzando a una canasta y viendo todos los partidos que podía. Visto que seguía siendo imposible formar parte del deporte federado, cuando cumplí 16 años el colegio me dio permiso para inscribir un equipo en la liga Intercentros de Vitoria –formada por institutos y colegios–.
De ahí partieron mis inicios en los banquillos y como organizador. Recuerdo los derbis con el Instituto Arriaga. En los dos años siguientes pude compartir equipo con dos de los mejores jugadores jóvenes que recuerdo sobre una cancha de basket: Carlos Ortiz de Zárate y Jesús Blanco.
Al mismo tiempo comencé en el mundillo del arbitraje a través del Colegio de Árbitros enclavado en la Federación. De ahí pasé realizar los cursos de monitor y entrenador provincial de baloncesto.
Este último, al mismo tiempo que realizaba la selectividad –¡Daba más importancia a acudir a las clases de San Viator con profesores que me estimularon el aprendizaje como Txema Capetillo que a estudiar para los exámenes pre Universitarios!–.
A partir de ahí comenzó un periplo de entrenador por diversos equipos de la provincia: Inmaculada de Abechuco, Gasteiz Txiki, Aurrera y Arabasket, y como jugador en Ikarotar-Ohiak. Guardo un recuerdo inmejorable de todos. Con 22 años saqué el título de Entrenador Nacional en Pamplona.
José Emilio Gómez en la Copa del Rey de Valencia 2003 con el Baskonia
Ese mismo año lo obtuvieron jugadores referencia en el baloncesto nacional como Corbalán, Tato Díaz o Pera Práxedes.
Fui uno de los más jóvenes de mi promoción. Antes, gracias a mis padres, pude recorrerme un montón de clínics y cursos por toda la península. Después pasé a la Escuela del Baskonia, y de ahí hasta el primer equipo.
¿Cómo surgió tu llegada al club de Zurbano y qué supuso en lo personal tu trabajo junto a Dusko Ivanovic?
Recuerdo que era una mañana en la que estaba trabajando en la redacción de El Periódico de Álava, ultimando un suplemento para las Fiestas de Vitoria. Me pasaron una llamada de Sanchón en la que me tanteaba para formar parte del cuerpo técnico del primer equipo. ¡Me quedé helado!.
Eso si, me dijo que había más pretendientes por delante mío, y que en caso de que surgiera la posibilidad, me volvería a llamar. Aquella fue la llamada más increíble de mi vida. Nunca pensé que podía pasar una cosa así. Me parecía imposible que un club como el Baskonia se fijara en alguien de abajo, que no había formado parte de ningún grupo ni contacto afecto a las grandes instancias del baloncesto provincial.
Creo que un ex jugador al que había entrenado –Igor Marín–, que entonces trabajaba en el club, fue el que dio buenos informes míos. Los días después de la llamada no podía pegar ojo. Por fin llegó la comunicación definitiva y una propuesta en firme.
Tenía 30 años, pero estaba en una nube, con la ilusión de un niño. Dije que sí a la primera propuesta que me hicieron –craso error–. Tuve una entrevista con Alfredo Salazar y al día siguiente me presentaron a Dusko Ivanovic, que me trató con confianza a pesar de mi inexperiencia. Me recalcó qué quería de mí y que no me preocupara.
Para mi poder entrenar con un ídolo de juventud como Ivanovic suponía un auténtico sueño, al igual que formar parte del equipo de mi ciudad, al que había seguido por un montón de sitios y del que llevaba siendo socio toda la vida. Estaba entregado.
Mi admiración por el entrenador era completa, superaba todas las palabras que se puedan expresar. Poco a poco comencé a descubrir que el baloncesto profesional tenía poco que ver con el de mis sueños.
¿Qué hay de leyenda y qué de realidad en la “fama” de trabajador insaciable que rodea al técnico montenegrino?
Es cierta. Ivanovic es un trabajador insaciable. Pasé prácticamente dos temporadas y media junto a él y de mis vivencias puedo entresacar que, además, es un excelente preparador de partidos. No creo que haya muchos técnicos capaces de analizar al rival como él y de saber transmitir al por menor en los entrenamientos cómo contrarrestar los puntos fuertes del rival.
Creo que ese es su mayor éxito, además de la ambición que poseen los entrenadores que llevan pocos años dirigiendo, como era su caso por aquel entonces. Para mi esos son sus dos principales valores. Sin embargo, mi ideal de entrenador pasa por técnicos que consigan conciliar un mayor contenido humano en un mundillo, hay que reconocerlo, plagado de presiones.
¿Qué balance realizas de tu años de dedicación y trabajo en la primera plantilla baskonista? ¿Con que recuerdos te quedas?
Fueron dos temporadas y los inicios de una tercera y de ellas guardo un recuerdo agridulce. Por un lado, de agradecimiento eterno por la oportunidad que me dieron de formar parte del equipo de mi vida. Me tocó a mí como le podía haber tocado a cualquier otro entrenador.
Siempre he pensado que pude estar allí gracias a todas las personas que fueron parte importante de mi formación como técnico: Mis padres, compañeros de equipo, árbitros, jugadores entrenadores, profesores, aficionados. Sólo así podía entender aquella oportunidad que me habían dado.
Me la tomé con responsabilidad. Siempre estaré agradecido al club por la oportunidad que me dio. Trabajé mucho, a veces con acierto, otras veces cometiendo errores. En muchos momentos sentí una soledad abrumadora. Nadie me enseñó, pero aprendí de todos. Además tuve que compaginar mis funciones de ayudante de entrenador en el primer equipo con el trabajo de Coordinador de la cantera.
Me quedo con la sensación de haber hecho todo lo que pude y de haber tratado a todas las personas con las que tuve relación de la mejor manera posible. Si con alguna pude ser injusto, aprovecho para pedir disculpas desde aquí.
En todo caso, no fue mi intención. La parte negativa hace referencia a las complicaciones que conlleva formar parte de un equipo profesional donde el resultado es lo único importante y las personas sólo cuentan por su contribución al objetivo final.
Aparte estuvo la dureza de mi salida. Lo pasé francamente mal. Tenía apalabrado, pero no firmado, un nuevo contrato. Fuimos a hacer la pretemporada a Italia y a la vuelta me dijeron que el club debía prescindir de mis servicios debido a problemas económicos internos.
Los mismos que habían convertido mi sueño en realidad dos años y medio atrás me arrancaron de las manos la realidad que poco a poco había ido construyendo. Tanto las personas del club que me comunicaron mi salida como el entrenador titular prometieron llamarme en cuanto pasara el momento de crisis.
Pero esa llamada nunca se produjo. Mis padres, mi novia Iratxe y unos pocos amigos me ayudaron a superarlo. Fue una experiencia dolorosa, con la que llegué a tocar fondo.
¿Cómo era tu relación con los jugadores? ¿Era fácil convivir con estrellas como Bennett, Foirest, Sconochini, Oberto, Scola, Tomasevic…?
De todos guardo un recuerdo imborrable. Eran unos profesionales extraordinarios. No tengo palabras para definir lo que supuso compartir con ellos vestuario. Al llegar eran ídolos, después descubrí que eran más que eso. Los días previos al primer entrenamiento no daba crédito a lo que supondría entrenar con ellos.
Recuerdo el recibimiento de Elmer y Chris. Cariñoso y amable. Siento por ellos algo muy especial. Nunca podré agradecerles los momentos que tuve la suerte de compartir con aquel equipo. Creo que la afición les debe mucho.
También el club. A veces vivimos demasiado el presente y nos olvidamos demasiado pronto de los jugadores que han escrito las páginas más importante del Baskonia. Aquel fue un equipo único, pero guardo también un recuerdo especial del equipo del siguiente año que jugó la final de Copa en Valencia y de la plantilla que comenzó a fraguarse en la temporada 2003/04.
A todas las Personas con las que compartí vestuario les estaré siempre agradecido. De todos guardo un recuerdo muy especial. No es menos cierto reconocer que los jugadores, en algunos momentos, pueden pecar un poco de egoístas.
Pero en su defensa debo decir que es algo lógico porque el sistema no da para más. La competición es la ley del más fuerte. Es triste decirlo así, pero lo que se potencia es ganar y ser el mejor.
¿A quien destacarías como jugador modelo a seguir a la hora de trabajar día a día con profesionalidad?
He tenido la suerte de poder trabajar con grandes profesionales. Siempre hay personas que calan más dentro de ti que otras, pero como compañero y entrenador, sería injusto situar a uno por encima de otro.
¿ Podrías comparar aquellas plantillas, aquellos métodos de trabajo, con los actuales?
Los equipos a los que tuve la fortuna de pertenecer eran muy metódicos y disciplinados. El cariz del entrenador les proporcionaba esa característica. Ivanovic tenía la ‘genialidad’ de hacer unirse al equipo por la presión que él ejercía sobre el grupo y las dificultades a las que nos sometía en el día a día.
Digamos que tenía el ‘don’ de provocar un efecto y una reacción positiva como colectivo a un planteamiento per se en el que los efectos podrían haber sido impredecibles. En general, es muy complicado trasladar la filosofía Ivanovic a un equipo profesional de nuestros tiempos. Creo que en el baloncesto actual hay buenos equipos, pero también hay entrenadores que no consiguen transmitir a sus conjuntos una ‘marca’ de juego, una forma personal de hacer las cosas.
Sobre la cancha se ve cuándo un equipo tiene ese ‘label’ propio que forjan los grandes equipos.
Desde fuera sí parece que el entorno y la afición añoran el carácter “baskonia” de épocas pasadas, ¿es ese el principal déficit del conjunto azulgrana?
Debemos darnos cuenta de que hemos vivido temporadas espléndidas en las que se han producido unos resultados impresionantes. Los que iban al Frontón Vitoriano no podían imaginar que 30 años después, el Baskonia iba a estar entre los mejores conjuntos del continente.
Creo que nos hemos acostumbrado a lo bueno y que, en general, no valoramos los éxitos deportivos de años atrás en su justa medida. Ganar en cualquier categoría siempre es complejo. Hacerlo en el mundo profesional es el súmmun.
Es lógico que un club tenga altibajos, con más motivo a este nivel y los presupuestos que se manejan. Por si fuera poco, reunir a una pléyade de jugadores de ‘cantera’ como Splitter, Scola, Calderón, Nocioni y poco antes Garbajosa no está al alcance de ningún club europeo.
Será muy complicado juntar de nuevo a jugadores de esta categoría con otros no menos importantes como Elmer, Corchiani, Oberto, Tomasevic, Vidal, etc…Si a eso unimos que por aquí han pasado otros jugadores NBA como Raja Bell, Carlos Arroyo, Pat Burke, Kornel David, y un largo etcétera.
¿Cómo valoras el accidente sufrido hace unos días por los jugadores azulgranas involucrados? ¿Habría que tomar alguna medida drástica hacia ellos, incluida la rescisión de contrato de los implicados, o habría que seguir adelante con ellos una vez sancionados internamente o económicamente?
Creo que no debemos rasgarnos las vestiduras. Estas cosas no son justificables, pero han pasado y pasarán. Para mí, la noticia está más en el comunicado de prensa oficial hecho por el club que en la propia situación. En mi opinión los jugadores tienen derecho a divertirse, pero siempre de forma responsable.
Es obvio decir que su conducta ha sido impropia de unos profesionales, pero no debemos quedarnos en la superficie de los hechos. Tampoco creo que se deba estigmatizar a los protagonistas ni someterlos a un juicio público por ello. El club tiene las armas en forma de código de régimen interno para sancionar estos y otros comportamientos que se produzcan.
Pienso que los aficionados no somos jueces para juzgar en el terreno personal y menos sin conocer lo ocurrido en profundidad. Eso sí, sobre la cancha, los socios y la afición tienen la palabra.
¿Cómo llega el equipo a la Copa? ¿Qué sensaciones te transmite?
La Copa siempre es impredecible. Al equipo le veo muy motivado, pero con lagunas. Se aprecian aspectos del juego cogidos aún con pinzas. Spahija no lo está teniendo fácil. Para que un equipo funcione necesita confianza, y no sé si a este entrenador se le está dando la suficiente. En la calle da la impresión de que esta temporada es de transición y que el año que viene comenzará otro ciclo.
No sé si eso se transmite al seno de la plantilla, pero me extrañaría que esa sensación no esté en el aire también dentro. Así es difícil trabajar. Hay que recordar todos los cambios que ha sufrido el TAU Cerámica en las últimas temporadas y la consabida pérdida de los ‘buques insignia’.
Hay que comprender que para los rectores baskonistas es difícil acertar con tantos nuevos fichajes en una espacio tan corto de tiempo. No hay duda de que este equipo tiene talento, pero de momento le falta poso de conjunto. De cara al primer envite, el Unicaja me parece superior en este sentido, pero no se puede descartar nada. Pocos pensaban que el conjunto de ‘Peras’ podía llevarse la Copa de Madrid, y lo hizo. Por ganas y coraje seguro que no va a ser.
¿Ves al Unicaja en mejor situación que el Baskonia para superar la eliminatoria de cuartos entre ambos?
Sí, les veo en mejor situación, pero esta afirmación no significa nada en un partido único. Nosotros partimos con la ventaja del campo y la ambición de la plantilla. Ellos tienen un entrenador que se las sabe todas, un roster tan bueno como el nuestro y el trabajo acumulado en temporadas precedentes. Todo está abierto. Ahí radica uno de los atractivos de este deporte, la igualdad extrema.
¿Tácticamente que puntos fuertes ofrece el cuadro de Scariolo? ¿Cuáles podrían ser las ventajas baskonistas sobre el cuadro de la Costa del Sol?
Unicaja tiene una plantilla muy larga y como equipo comienzan a saber lo que quieren. Tiene a muchos jugadores integrados en las rotaciones. El juego interior me parece extraordinario. Quizá le falta un poco de organización desde el puesto de uno, pero compensan muy bien el juego dentro-fuera para desequilibrar en los cambios defensivos.
Spahija responde a esta tesitura con cambios automáticos, pero eso es precisamente lo que va a buscar Scariolo. Tengo muchas ganas de ver cómo se desarrolla tácticamente el partido.
¿Ves al Baskonia capaz de meterse en la final?
Jugamos en casa y la plantilla tiene confianza, pero lo que hay que ver es hasta dónde es capaz de llegar. Me quedo con la reacción que tuvieron los de Spahija ante el Joventut en el Buesa y ciertas fases de juego ante el Real Madrid para valorar sus posibilidades.
Respecto a los posibles rivales en semifinales, ¿Qué opinión te merecen Barça y Bilbao Basket?
En el Barça, el orden extremo parece haber anulado la iniciativa de algunos de sus jugadores con más renombre, fichados a bombo y platillo. Sin embargo, por cómo prepara su técnico el partido a partido, por solera, presupuesto, etc… están, por supuesto, entre los favoritos.
En el caso del iurbentia, clasificarse para la Copa es un premio a su trabajo, no sólo el de esta temporada, sino el acumulado en las últimas campañas. Psicológicamente les beneficia jugar cerca de casa. No lo van a tener fácil , pero tampoco tienen nada que perder. De lo que estoy seguro es que esta Copa les va a servir para seguir creciendo.
Y echando una mirada a la otra parte del cuadro ¿cómo ves las otras dos eliminatorias entre Joventut –Pamesa y Real Madrid – Girona?
La primera me parece una semifinal igualada. El Joventut es el equipo que mejor he visto jugar de la Liga. Me fascina la capacidad que tiene Aíto para adaptarse a los tiempos. Parece que posee el elixir de la eterna juventud. Es un entrenador que siempre aporta cosas nuevas, uno de los mejores, sin duda.
La forma de jugar de la ‘Penya’ es muy universitaria, con tres llaves de juego que sirven inicio a un mundo de posibilidades marcado por el talento de los jugadores. Las variaciones defensivas les hacen mejores. Todos sus integrantes se sienten importantes en el equipo y eso es importante en una competición larga.
El Pamesa de Katsikaris también me gusta, pero quizá la plantilla se queda un poco por detrás de lo que quiere extraer el técnico heleno de ella. De todas formas, los valencianos podrían ser una de las sorpresas de la Copa. Quizá no sea demasiado decir que al Real Madrid, aún sin Papadopoulos, le veo favorito frente al Akasvayu. Los cambios en la plantilla de Pedro Martínez parecen haber restado posibilidades al juego de conjunto, pero en esta competición, nunca se sabe.
Al margen de los enfrentamientos deportivos, ¿qué otros aspectos destacarías de la presente edición de la Copa?
La Copa es una competición que no sólo se vive en la cancha. Se vive en la ciudad y en el ambiente que se forma. El Europa, el colegio Marianistas, las actividades paralelas de los bares, Escuela de Hostelería, Visitas guiadas. La Copa hay que vivirla.
¿Cómo se vive un torneo como éste dentro del Baskonia?
De los tres torneos que se han celebrado en menos de una década, el del año 2.000 lo viví como voluntario y aficionado, el de 2.002 desde dentro y éste como periodista. Creo que son tres maneras diferentes, pero igual de interesantes.
Todos los alaveses lo vivimos de una u otra manera como algo propio. La colaboración de todos es necesaria y contribuirá a hacer de la Copa un torneo ejemplar.
¿Hay diferencia alguna entre afrontarlo como equipo anfitrión o como uno más en otra edición?
Está claro que el anfitrión tiene más presión y le es más difícil concentrarse. El equipo local se siente con más responsabilidad. Es como si creyese que parte con ventaja y le fuera complicado asumir que, en realidad, parte con ciertos motivos para incrementar la atención.
Al final resulta que juegas en tu campo, pero lejos de ser la cancha de todos los días, las gradas se convierten en algo extraño. En los primeros partidos, sobre todo, te puedes sentir desubicado. Sí puedo decir que una de las momentos más bonitos que he vivido fue la Copa de Vitoria de 2002.
Aquella final fue algo espectacular. Poder celebrar un título en Vitoria es algo único y en esta ciudad ya se han podido vivir tres: La Recopa del 96 y el doblete de la temporada 2001/2002. El recuerdo especial es poderla celebrar con la gente cercana, mi Familia y los amigos de Arabasket: José Manuel, Jorge, David, Sonia, Javi, los ‘Sergios’, Jesús y todos los demás.
Toquemos ahora tu aspecto profesional. Si antes te preguntábamos como había sido el salto al primer equipo como entrenador ayudante, no menos chocante sería dar el paso a los medios para hablar de baloncesto?
Bueno, en realidad es mi profesión. Me licencié en Ciencias de la Información, sección periodismo, en la facultad de Leioa en 1995. El periodismo y el baloncesto han sido mis grandes pasiones desde siempre. Ahora, de alguna manera vuelven a estar fusionadas, aunque sólo de forma relativa.
Me hubiese gustado ofrecer lo que aprendí más en profundidad en algún medio de comunicación, pero al ser periodista de profesión no he se ha valorado ese aspecto. Basta decir que cuando extinguieron mi contrato en el TAU El Periódico de Álava me ofreció volver para ocuparme, básicamente, del fútbol en las categorías Preferente y Regional.
Al principio el cambio fue duro, pero poco a poco me sirvió para conocer a muchos entrenadores interesantes, buena gente, que me enseñaron un montón de cosas de un deporte al que he sido gran aficionado y seguidor del Aurrera y del Alavés, tanto en Vitoria como un montón de desplazamientos.
Cuando estaba en el TAU mucha gente me decía que, siendo periodista y entrenador, y con aquella experiencia,iba a ser un chollo cundo saliera. Pero para eso hay que tirar de contactos y saber venderse, y yo no sirvo. Digamos que nadie me ha regalado nada. Tuve que empezar prácticamente de cero. Hay ocasiones en las que me sentido útil sólo para contar las anécdotas, pero valorado profesionalmente, bastante pocas.
Recuerdo con cariño la llamada de Mikel Oraá, Xavier Ojer y Álvaro González para participar en tertulia semanal Onda Cero. Estuve dos años pero lo dejé porque no quería repetirme.
También recuerdo la llamada de la COPE para apoyar en los comentarios de la Copa de 2004. Por lo demás, he trabajado hasta el momento en varios medios de comunicación, pero siempre de forma discreta.
¿Tu pasado como es integrante del club suponía una ventaja o una ayuda a la hora de tratar con los que habían sido tus compañeros de equipo? O ¿Siempre hay que mantener las distancias entre lo personal y lo profesional para desarrollar tu trabajo?
Es una buena pregunta. No es más fácil cuando conoces a los jugadores, porque tu relación con ellos ha sido dentro de un vestuario, no como periodista, y mi máxima ha sido siempre no molestar.
De todas formas, más de un favor me han hecho. Así pude entrevistar para Deia ó RNE a José Calderón, Fabri o Chapu en su periplo americano o recibir la colaboración de Scola, Sergi Vidal u otros cuando me ha hecho falta.
¿Cómo valoras el papel de los medios de comunicación locales en relación con el tratamiento que realizan sobre el Baskonia? ¿Alguna sugerencia, echas algo en falta…?
Creo que en general hay un buen tratamiento del basket en los medios locales. Además de profesionales enamorados de este deporte, también podemos disfrutar en los medios con el apoyo en los comentarios de ex jugadores o entrenadores que han formado parte de la historia del baloncesto alavés.
Pero creo que si de algo pecamos los profesionales y los medios de comunicación en general con el Baskonia es de cierta benevolencia. Todo el mundo entiende que contamos con un gran club, a la altura de los mejores. Que nos ha dado un montón de alegrías en lo personal y un enorme prestigio a la ciudad y la provincia.
Pero también hay un matiz de pensamiento único en todo lo que al Baskonia se refiere. Por ejemplo. Unos cuantos enamorados del club compramos en su día acciones. Al igual que otros muchos aficionados, las primeras 50.000 pesetas que ahorré las empleé en la ampliación de la Sociedad Anónima Deportiva. Sin embargo, nunca he tenido el placer de asistir a una Asamblea de accionistas.
Estoy seguro de que se cumple la legalidad, pero creo que no se comunican con la publicidad suficiente como para que la gente se entere y se decida a participar en ellas. Confío en el buen hacer de los dirigentes baskonistas, pero creo que es necesario que los pequeños accionistas nos involucremos en los datos internos del club y no nos quedemos exclusivamente en la superficie agradecida de los resultados.
22º ¿Qué titular te gustaría dar esta temporada en El Correo?
En realidad soy mis compañeros David González y Carlos Pérez de Arrilucea los ‘titulares’ de la sección de baloncesto. Yo hecho una mano cuando me lo solicitan los jefes de sección.
En general los temas que toco son los referidos al ámbito ‘polideportivo’, es decir, los referentes a deportes minoritarios. Aprendo mucho de mucha gente que vale un montón y dedica su vida al deporte e intento buscarles un espacio en el periódico.
En lo personal ¿Cómo vas a vivir esta Copa en nuestra ciudad?¿Qué recomendarías a los buenos aficionados sean locales o foráneos de cara a los cuatro intensos días que viviremos del 7 al 10 de febrero?
Simplemente, invitarles a que disfruten de la Copa y de los actos paralelos, y que acojan a las aficiones de los demás equipos con los brazos abiertos.
La Copa y todo lo que conlleva es una fiesta. Eso sí, en el debe, hay que decir que se está convirtiendo en un torneo demasiado elitista porque los precios se están poniendo por la nubes.
Y por último nos gusta dejar la última pregunta de las entrevistas, para que el entrevistado lance un mensaje, una reivindicación, comentarios o criticas que desee para completar este cuestionario, así que tú mismo.
Se me ocurre una reivindicación. Sigo sin entender cómo el Baskonia elabora los pósters de la plantilla –por ejemplo, el de la Copa– sin que aparezcan en la foto los componentes del equipo técnico, delegado.
Parece mentira que un club de esta categoría no sepa valorar como se merece el trabajo de las personas que prácticamente dedican su vida al primer equipo –entrenadores ayudantes, cuerpo médico, delegado, preparador físico utilero,… –, sin los cuáles la primera plantilla no podría realizar su trabajo ni echar a nadar.
Por lo demás, quisiera agradecerte a ti, Rubén, y a Jorge, que nos ha servido de intermediario, por haberos acordado de mi. Felicidades por la página web y mis felicitaciones por el trabajo altruista que realizáis, sólo por amor a los colores y al baloncesto.
Enhorabuena y que sea por muchos años. A los que hayáis llegado hasta el final de esta entrevista, enhorabuena por vuestro interés y vuestra paciencia, pero es que no me dan todos los días el don de la palabra. Al menos os prometo haber sido lo más sincero posible. Disculpas por si alguien ha pensado que me he olvidado de él. En realidad no lo he hecho porque seguro que le tengo en el pensamiento.
Para finalizar quisiera mandar un saludo a la familia de Orencio Andrés, delegado del Aurrera y persona vinculada al deporte alavés y gran aficionado también al baloncesto, que nos dejó el pasado viernes en Córdoba.
Un abrazo fuerte para todos los hemos sufrido su marcha. Y para todos vosotros, amigos y amigas lectores, un saludo muy especial.
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