Con nombre propio

Foto:Iñaki Garaialde con el número 5 en la plantilla del Baskonia 85/86

Por Iñaki Garaialde

Me han pedido que escriba unas líneas sobre el BASKONIA, sobre su 50 aniversario o sobre lo que estime oportuno, y no me resulta nada difícil.Entre otras cosas porque cincuenta años dan para mucho, y muchos son los cambios en este tiempo.

Tenemos la costumbre, tal vez porque nuestra forma de vida nos lleva a ello, de vivir en presente pluscuamperfecto la actualidad del día a día, tirando totalmente encebollados para adelante con todas las prisas del mundo. Sin pausas, pasamos de una jornada a otra, de un partido a otro, una liga a otra y un fichaje a otro.

En ese sentido, en mi habitual rebeldía y aprovechando estas líneas, yo me paro. Quiero pararme y mirar hacia atrás, al lado, una y otra vez, y pensar que 50 años son pocos para llegar al olvido de lo que fuimos, quienes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos.

En ocasiones, tal vez demasiadas, percibo en el personal del basket gasteiztarra una pérdida de referencias y de amnesia general que, como les sucede a los nuevos ricos, provoca el rechazo y el olvido de lo anterior, del origen, de los años confusos y complicados, de las penurias económicas, del baloncesto en blanco y negro, del juego de amigos, del sufrimiento con las numerosas derrotas e inmensa alegría por las escasas victorias.

Olvidamos que fuimos un equipo que inauguró como cancha de baloncesto la pista de patines del Estadio, los partidos en el desaparecido Frontón Vitoriano y la magia que tenía Mendizorrotza. Casi no nos acordamos de los jugadores de la temporada anterior que ya no estarán este curso, así que ni les cuento el olvido que llevan encima los jugadores de hace cinco, diez, quince…. años.

Por olvidarse, se olvida el nombre propio, ese que figura en pequeñito al lado de la firma comercial que pone los euros (y que sin duda exige que su marca tenga un lugar dominante y preferente), y es cada vez más frecuente, en conversaciones de calle, escuchar el nombre del patrocinador en lugar de BASKONIA. Y eso, cuando se produce fuera de Gasteiz, ni tan mal; pero cuando lo escuchas en el bar de abajo, en tu propia ciudad o en cualquier otra localidad de Euskal Herria, duele un huevo y la yema del otro porque suena a olvido.

Hagan una prueba, hagan una pregunta estúpida a cualquiera que pase por su lado en los próximos días, pregúntenle cómo se llamaba el BASKONIA hace 10 años y a ver qué les contestan. BASKONIA, por supuesto, debiera ser la respuesta correcta, no otra. Es cierto que vivimos en una situación extraordinariamente atractiva desde que Josean Kerejeta cogió las riendas del BASKONIA.

Este equipo navega como punta de lanza en todas las competiciones y está instalado en la élite nacional y europea.Es cierto que han llegado los reconocimientos en forma de títulos, que vemos el mejor baloncesto del mundo mundial en casa, que cada año se forja una nueva ilusión con cada bote del balón naranja, que hay jugadores que saben que es un honor jugar en Gasteiz y que el BASKONIA es referente claro y ejemplo a imitar por muchos clubes.

Todo eso es cierto y es de agradecer, pero me voy a permitir la licencia, al menos mientras dure la lectura de este texto, de pararme un poco e invitarles a que también ustedes lo hagan.

Será un solo instante, el suficiente para agradecer a todos los baskonistas haber forjado ese carácter que es propio, es nuestro, es el legado de 50 años con el nombre propio en mayúsculas tatuado en el corazón y en el alma.

Aupa BASKONIA!!!!!!!

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