Por Rubén Gazapo Ramos
Así denominaban al Baskonia algunos medios de comunicación nacionales, al equipo dirigido por Herb Brown. Un equipo que la temporada anterior, la 90/91 fue la revelación del campeonato llegando a las semifinales de la Liga ACB desbancando al Real Madrid en los play offs de cuartos de final.
Por aquel año se estrenaba el Pabellón Araba, y con el vinieron los primeros éxitos en modo de victorias, no solo ante equipos de la zona media sino ante la elite del baloncesto nacional, R.Madrid, Joventut, Estudiantes, Zaragoza…
Si bien el Real Madrid de la temporada 90/91 vivía en una profunda convulsión, dos muertes en apenas año y medio (la de su jugador franquicia Fernando Martin, y la reciente por entonces de su entrenador Ignacio Pinedo, después de sufrir un ataque al corazón durante un partido de Euroliga ante el Cantú) su equipo estaba plagado de estrellas y jugadores internacionales (Los jóvenes y posteriormente NBA Carl Herrera y Stanley Roberts junto a los nacionales, Antonio Martin, J.Llorente, Birukov…).
El Baskonia comenzó en Madrid dando la sorpresa venciendo en el Pabellón de los Deportes de la Comunidad de Madrid. Para luego sentenciar en Vitoria una semana después en un apoteósico encuentro de los Laso, Sibilio, Ortega, Arlauckas, Rivas, De la Cruz, Roth venciendo por (68-84) ante una incrédula afición baskonistas.
Luego llegaron las semifinales ante el equipo de moda, el Joventut de Badalona. Tras cuatro partidos los badaloneses acabaron con el sueño vitoriano de presentarse en la final de liga de la temporada 90/91.Doce meses después el Baskonia ya era más una realidad que una sorpresa.
El equipo comenzó con la inclusión de un jovencísimo Marcelo Nicola como extranjero junto a Joe Arlauckas, pero el argentino fue sustituido a mitad de temporada por el norteamericano David Wood, reforzándose así más si cabe el potencial de un equipo, que contaba con las novedades de los nacionales Dicenta, Juane y Abad.
La segunda experiencia europea (la primera fue en la temporada 84/85) en la Copa Korac fue notable llegándose hasta los cuartos de final contra el Clear Cantú, de los míticos Manion y Cadwel. Ese año pudimos ver en Vitoria al Benneton (perder) de Toni Kukoc y Vinnie del Negro antes de que ambos marcharan y triunfaran en la NBA.
También al Zadar de Adrian Komazec en lo que significo el primer partido oficial de un equipo croata, el mismo día que se reconocía a Croacia como país independiente. Tras la Copa del Rey del 92 en Granada en la que el Baskonia cayó en la primera ronda en un partido extraordinario y sobresaliente ante el Zaragoza en dos prórrogas, se avecinaban los play offs
Unos play offs en los que el equipo de Vitoria tuvo que sudar tinta china para no ser sorprendidos ante el Magia de Huesca en primera ronda y caer prematuramente cuando las miras del club comenzaban a apuntar alto.
El equipo de Iñaki Iriarte comenzó ganando en Vitoria, y después en el segundo encuentro, su jugador letal Brian Jackson tuvo el triple en sus manos para conseguir la victoria y eliminar al Baskonia, por suerte el balón no entró y el equipo de Brown forzaba el definitivo tercer partido en el Araba.
Partido en el que conjunto vitoriano se puso las pilas y por fin pudo respirar tranquilos.
El Madrid esperaba en las semifinales tras superar al Granollers. Los blancos con ansias de revancha por lo sucedido la temporada pasada no escatimaron elogios y comentarios alabando el potencial alavés en los días previos.
Las novedades merengues respecto al año anterior (Antunez, Mark Simspon y Ricky Brown) resucitaron a un equipo que también presentaba una «vieja» novedad en el banquillo; Clifford Luyk. El primer encuentro de la eliminatoria se saldó con una trabajada victoria de los de Luyk. El Baskonia ofreció una buena imagen pero no pudo aguantar el ritmo y el acierto madrileño de la última fase del partido.
Con la sensación de haber podido dar muchos más de lo que demostraron los jugadores de Vitoria, el equipo esperaba ansiosamente el segundo encuentro. Un encuentro que el Baskonia venció por 88-94, dando muestras de la calidad y potencial que atesoraba.
Para el periodista Julián Díez de Diario 16, la victoria visitante se fundamentó en la lucha cuerpo a cuerpo y por lo visto con la aprobación de los colegiados, comparando al Baskonia con los Detroit Pistons, campeones de la NBA en las temporada 89 y 90, con un juego muy «físico, tosco y duro» ganándose el sobrenombre de «Bad Boys» (Chicos malos), Ahí va su crónica:
Pasión lucha sin cuartel, movimientos más rápidos que la vista, gradas encendidas, fuerza acciones atléticas excepcionales, intensidad. El baloncesto en estado puro reúne esos y otros muchos valores.
El partido que ofrecieron Real Madrid y Taugres el sábado fue una manifestación densa y ejemplar de la esencia de esas cualidades. Y es que además del baloncesto espectáculo, existe otra forma de concebir este deporte basada en una mentalización de hierro y fuerza en la defensa y el rebote.
Los <Bad Boys> de Detroit Pistons lograron ganar un título de la NBA con tales armas. El Madrid sigue en un buen momento de forma, pero ayer fue victima de sus debilidades y , sobre todo, se dejo llevar por el Taugres y cayó en la trampa de entrar en su guerra.
Dominó los primeros minutos de partido hasta que Ricky Brown (el único madridista capaz de hacer daño al <triangulo infernal> vitoriano) cometió la tercera personal en el minuto 7.La brigada de choque de Herb Brown entró en funcionamiento ante la pasividad de Martín y la falta de peso especifico de Cargol y Simpson en las proximidades de la zona.
El marcador se mantuvo igualado en un cuerpo a cuerpo que beneficiaba al Tagurés: mientras su juego sucio pasaba eficazmente inadvertido para los árbitros, los madridistas contestaban sin discreción y se veían castigados con personales.
En la prórroga, los blancos llevaban todos los números para la derrota sin la presencia de Simpson, Brown – los dos hombres fundamentales de este equipo- y Biriukov. Los Ultras Sur encajaron la derrota con su habitual falta de deportividad y esperaban a los seguidores vascos en la puerta. Aunque la Policía estuvo atenta y evitó un enfrentamiento organizando la salida de los vascos, los ultras rompieron algunas lunas del Palacio y causaron desperfectos en los coches con matriculas de Vitoria que encontraron. Y ,para colmo, sus cánticos ni si quiera tienen la menor gracia. (fin de la crónica).
Las acusaciones por parte del entorno del Madrid sobre la marrullería del juego baskonista fueron los ingrediente de un «trash talking» ( o polémica verbal) entre ambos entrenadores. Mientras Luyk acusaba a Rivas y Wood de provocadores, marrulleros y demás lindezas.
Herb Brown no tuvo ningún reparo en replicarle enunciando que «los jugadores del Madrid pegan más golpes que Seve Ballesteros y Txema Olazabal en la Ryder Cup».
Hasta el Baskonia sacó un comunicado denunciando las palabras poco deportivas de Cliffor Luyk encaminadas a caldear el ambiente, condicionar a los árbitros…mencionando igualmente en ese comunicado los incidentes de los Ultra Sur contra la afición vitoriana (entre ellos el grupo Indar Baskonia) desplazada a Madrid en los dos primeros partidos de la serie.
Ya en Vitoria el tercer partido de la serie se desarrolló en una ambiente jamás vivido en la capital alavesa, hasta entonces. Con unas 7.000 (2.000 personas por encima del aforo del Araba (5.200) los cimientos de Zurbano milagrosamente soportaron la algarabía y la emoción de una afición que disfrutaba con la victoria aplastante del Baskonia 18 puntos arriba 86-68.
Dos días después se celebraría el cuarto partido, aquel que podría llevar al Baskonia a la ansiada final de Liga. Los cuerpos de Seguridad evitaron esta vez que se desbordara la capacidad del pabellón, llenándose en su totalidad exacta, 5.200.
La férrea defensa de los blancos atascó en esta ocasión al juego alavés. El alero norteamericano Mark Simpson con una serie envenenada de triples ponía a su equipo 16 puntos arriba a cinco minutos para finalizar el encuentro. Cuando el encuentro ya parecía sentenciado para el Real Madrid, el Baskonia despertó de su letargo y comenzó a creer que la remontada era posible pese al escaso tiempo que quedaba.
A falta de un minuto para el final el marcador se ajustaba a un igualadísimo 78-81. Luyk entonces dispuso de sus dos bases (Antúnez y Llorente) para controlar el balón antes las intentos locales por hacerse con el y equilibrar así el resultado.
Al final no pudo ser , el Madrid ganó (78-84) gracias a un Simpson en plan «Salvador» con sus 40 puntos, y forzaba el quinto partido. El Real Madrid recuperaba el factor cancha, y el Baskonia se tenía que jugar el pase a la final en la boca del lobo.
Un equipo, el vitoriano que había alcanzado su techo en los partidos anteriores, se presentaba en Madrid con el reto de ver hasta que punto alcanzaba su madurez como equipo en el partido más importante de su historia hasta el momento.
Por contra los madrileños se sentían como pez en el agua en este tipo de encuentros, con el Palacio de los Deportes llenó hasta la bandera (12.000 espectadores). Como se suele decir en estos casos la tensión se podía cortar con el filo de un cuchillo y el Baskonia lejos de amedrentarse salió concentradísimo y dando primero. Liderados por un inspirado Joe Arlauckas.
El Madrid se las deseaba para superar al cuadro azulgrana (vestido de naranja), hasta que una polémica decisión arbitral, les allanó el camino. Ramón Rivas era descalificado por una «agresión» a Pep Cargol tras una falta del catalán sobre el puertorriqueño. Cargol al cometer su personal intentó provocar al cinco baskonista, este en plena discusión le levantó la mano si llegar a agredirle.
El alero madridista muy espabilado él le echó todo el cuento posible para que pareciera una agresión en toda regla. Visto el revuelo que habían causado las denuncias de Luyk sobre el juego sucio del Baskonia.La situación fue aprovechada por los colegiados para cortar este tipo de juego y condenar a Ramón Rivas como culpable propiciatorio, cambiando el criterio arbitral de toda la eliminatoria con el partido decisivo más que avanzado.
Los colegiados Más y Redondo se quisieron apuntar unos tantos de protagonismo y aparentar una valentía que por mucho que quisieran no se la tragaba nadie. Huérfanos de uno de sus lideres en la cancha, Joe Arlauckas se multiplicó y se echó el equipo a su espaladas anotando prácticamente todos los puntos del Baskonia hasta el descanso.
Tras el paso por los vestuarios, el equipo baskonista continuo firme ante las envestidas blancas y grises (de los árbitros) hasta que tanto desgaste pasó una factura demasiado cara para los vitoriano. Los últimos minutos fueron los más tranquilos y más celebrados por un Real Madrid que había vivido demasiado tiempo con el agua al cuello.
La plantilla vitoriana pese a este duro e injusto revés finalizó una temporada llena de alegrías, buenos resultados y lo que es más importante el salto definitivo para asentar al club, a la afición y a la ciudad en la elite del basket nacional.
Un detalle habla por si solo y este fue el recibimiento espontáneo con el que la afición recibió en la madrugada del sábado al domingo a su equipo al volver de Madrid, se estima en unas cinco mil personas el número de asistentes congregados en la calle Beato Tomas de Zumarraga, frente a las antiguas oficinas del club.
El Dale Ramón fue desde entonces la canción preferida de toda la afición.
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