Foto:Euroleague. Nocioni es sancionado con una antideportiva inexistente ante Teodosic
acb.com Caja Laboral dio por finalizada su temporada en Euroliga tras caer en un vibrante y tenso partido frente al CSKA Moscú (85-94).El encuentro tuvo de todo, con muchísima tensión, numerosas técnicas a los locales, que se quejaron airadamente del arbitraje. Sea como fuere, el equipo vitoriano tuvo que ir a remolque toda la segunda mitad y pese al peso de la tensión y los nervios, estuvo muy cerca de una remontada heroica.
Después de una primera parte donde los desaciertos y la emoción se repartieron casi a partes iguales, Caja Laboral sufrió un mal inicio de segunda parte. Fueron cinco minutos desafortunados en defensa los que le condenaron a encajar un parcial de 2-16 con el que se vieron 14 abajo (38-52).
Si en la primera parte Khryapa (19 puntos) tiró del carro ruso, entonces surgieron Weems yMicov (nueve y ocho puntos en el tercer cuarto para cada uno) para destrozar toda al igualdad vivida hasta el momento.Igualdad ya no hubo, pero sí mucha tensión.
Tanta que el Caja Laboral llegó a acumular tres técnicas y falta antideportiva producto de una tensión y crispación muy difícil de digerir, pero que sólo le condenó a ver como los esfuerzos anotadores de Fernando San Emeterio (15 puntos) y, sobre todo, Fabien Causeur (19) no tenían el premio de la remontada.
Ni siquiera la zona fue un recurso para Caja Laboral, pues cuando la tensión dio un respiro y tocó pensar, aparecieron Theo Papaloukas para dirigir el ataque y Krstic para castigar con puntos esa opción defensiva (19 puntos para el pívot).Contra las cuerdas tres triples de Heurtel (4/4 en triples para un total de 17 puntos) le dieron una última oportunidad a Caja Laboral.
Con poco más de un minuto para el final, CSKA Moscú sólo ganaba por 82 a 85, pero entonces apareció Milos Teodosic para recordarnos con su enorme calidad que lo suyo siempre fue ser verdugo. EL serbio anotó un triple de esos que matan partidos. En este caso, también acabó con la eliminatoria.
Poco o nada tuvo que ver la puesta en escena de CSKA Moscú con la del pasado miércoles. Bien pudiera ser en ataque los puntos llegaran en forma de tiros libres, pero eran sus tres primeras defensas las que mejor hablaban de la diferente intensidad y mentalidad con la que el equipo moscovita arrancó en Vitoria (2-6).
Eso sí, Caja Laboral no se quedó muy atrás e impulsado por la animosidad del Buesa Arena, los hombres aceptaron el reto defensivo de su rival y con un triple de Milko Bjelica y una recuperación y mate de Fabien Causeur dio la vuelta al marcador en las dos siguientes jugadas.
La defensa baskonista ponía la diferencia en el encuentro y como quiera que Teodosic tenía el equilibrio emocional en algún punto indeterminado entre Vitoria y Moscú, el Caja Laboral agrandó su parcial hasta un 8-1 que dio por cerrado el propio Teodosic con un triple (10-11).
El encuentro tenía imprecisiones, decisiones dudosas y un exceso de adrenalina, pero tenía un alto ritmo y, sobre todo, una sensación de vivacidad que tapaba cualquier déficit técnico que pudiera producirse por mor de los estados anímicos de cada equipo.
El paso de los minutos y las variaciones de jugadores lógicamente trastocaron algunos esquemas de juego y CSKA Moscú con Papaloukas y Krstic en juego dejó de correr y buscar el perímetro para ralentizar el ritmo de partido e intentar sacar provecho de la ventaja del serbio sobre Tibor Pleiss… aunque, de primeras, resultó lo contrario por que el serbio no hizo el daño esperado y Caja Laboral dominó el rebote (19 a 14 en la primera parte).
CSKA Moscú no era agresivo por más que así lo pidiera su entrenador. Ettore Messina se enfadaba con sus jugadores porque parecían vivir cómodos con la indefinición de esfuerzos. Sin embargo, eso siempre es un peligro si juegas contra la afición baskonista animando y contra un Chapu Nocioni capaz de colgarse del aro y soltar un grito de liberación para exclamar ¡Aquí estoy! (26-22).
El antídoto a los males rusos era Vikthor Khryapa, el jugador más determinante con y sin balón del CSKA Moscú. El ala pívot puso orden en el desaguisado que fue su equipo en el segundo cuarto y dos triples consecutivos dio caza al Caja Laboral (28-28).
El Khryapa del Caja Laboral surgió en los minutos finales de la primera parte en el rostro y los puntos de Nemanja Bjelica. Todo su talento apareció en dos grandes acciones ofensivas que castigó la endeblez defensiva rusa.
Que Caja Laboral machacara varias veces el aro ruso decía mucho de la permisibilidad de su rival, que, no obstante, se marchó al descanso con una mínima renta a su favor (34-36) pues las siete pérdidas de balón vitorianas fueron una losa en todo este primer acto.
Poco o nada sirvió lo ocurrido durante 20 minutos cuando en poco más de dos, Sonny Weems decidió dar un golpe en la mesa del encuentro. Sus dos triples (10 puntos en total este parcial) unido a un triple de Micov provocó un parcial de 2-8 que llevó el estado de emergencia al Caja Laboral.
No es que el equipo vitoriano hubiera salido despistado, es que había sido sorprendido sin plan B. Eso creo ansiedad y Nocioni lo evidenció con una técnica que le dio al equipo ruso otro empujó en el marcador hasta sumar en un parcial de 2-16 en menos de tres minutos y medio de cuarto (38-52).
Ahora el problema no sólo era Khryapa, ni siquiera él y Weems… ahora hasta Micov sumaba triples a pares para destapar la Caja de Pandora para un Caja Laboral que comenzó a llamar a la heroica para ver si esta acudía a su rescate.
De primeras más que heroica lo que funcionó a los vitorianos fue la defensa zonal. Dos buenas defensas sirvieron para reavivar el duelo y meter al desventaja por debajo de la siempre psicológica barrera de los 10 puntos (49-56). El primer intento de rotura de encuentro había sido superado… momentáneamente.
Y es que Messina llamó al orden a sus jugadores, les abroncó por la poca paciencia demostrada a la hora de atacar la trampa defensiva de Tabak, pero como no acabó de verlo del todo claro llamó a su segundo entrenador, ese que todavía visto de corto y lleva el número 44. Si Aaron Jackson y Milos Teodosic no eran suficientes, Theodoros Papaloukas aparecía para, como cualquier padre de familia, cuidar de los suyos.No era lo esperado con el cambio, pero en ese momento, CSKA Moscú se encontró con dos rebotes ofensivos (uno del propio Papaloukas) para respirar ante el agobio que le produjo la zona. Un recurso que con el paso de los minutos decreció en rendimientos porque Krstic comenzó a encontrar sus espacios y, con siete puntos en los últimos tres minutos de cuarto, volvió a crecer la ventaja rusa (54-67).
19 de abril…
8 años se cumplen hoy de la «corrida» de Messina #EuroLeague
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— Hirukoa (@hirukoa80) April 19, 2021
Quizá le costó al inicio pero, pasado unos minutos Papaloukas leyó perfectamente la zona rival y movió las piezas de manera muy inteligente para encontrar a sus hombres grandes. Poco importó que se llamara Micov, Krstic o Kaun. La zona quedó claro que no era un recurso válido en tanto en cuento CSKA Moscú volvió a anotar con fluidez.
Lo que sí servía eran los puntos de San Emeterio, que si bien en la primera parte sólo sumó cuatro puntos, en la segunda mitad lideró la ofensiva vitoriana con 11 puntos para un total de 15. El capitán baskonista era la imagen de un equipo que se resistía ante la evidencia del poderío ruso y, así, otros lugarteniente como Causeur y Heurtel aparecían para sumar puntos en ataque (64-72).
El partido estaba en el alambre, lleno de emoción y lo malo fue que eso no lo supo gestionar Caja Laboral. Una falta en ataque no era motivo para desquiciarse, pero así fue un el equipo baskonista sufrió la segunda técnica del encuentro.Una decisión arbitral inoportuna que supuso cinco puntos más en contra.
De estar a ocho se pasó a ver como CSKA Moscú se volvía escapar 13 puntos arriba (64-77) y lo peor aún estaba por llegar. Con tanta tensión un error podía ser fatal y éste se produjo cuando Nocioni soltó el brazo y sin verlo, golpeó a Teodosic en el rostro. Los árbitros actuaron con firmeza, para enfado del público del Buesa Arena: antideportiva.
Dos triples de Thomas Heurtel le dieron una nueva vida a Caja Laboral (74-83) a menos de tres minutos del final. Caja Laboral se había caído del alambre minutos antes pero todavía no había dicho su última palabra y en una sucesión de buena defensa y triple logró lo que pocos esperaban: a dos minutos del final ¡Había partido!
Era increíble pero tres triples de Thomas Heurtel y uno de Causeur legitimaban el sueño baskonista. Sueño que rozó ser realidad cuando un nuevo roto dio alas al base francés para que se colgara del balón (82-85).
Ahora sí que era un partido sin pasado, pero con un futuro de un único minuto. Teodosic, que alternó decisiones positivas y negativas durante 39 minutos, decidió asomar la cabeza en el partido para poner su impronta. Lo malo es que sus genialidades acostumbran a perjudicar los intereses de los equipos españoles y este viernes lo hizo otra vez.
No, no fue en los últimos segundos, ni tampoco en Estambul, pero el triple que anotó dejó por el camino otros sueños rotos.
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