
Por Rubén Gazapo Ramos
Giannis Stavroulakis es un periodista griego de 39 años que ha desarrollado una intensa y extensa trayectoria en medios de su país como la revista All Star Basket, sport24 y en Gazzetta, siempre cubriendo la actualidad del baloncesto heleno y europeo.
Domina el castellano a la perfección y es habitual verle siguiendo a los equipos griegos en la Euroliga o en citas como la Copa del Rey. Buen amigo de la prensa vitoriana, tenemos el placer de entrevistar a Giannis para que nos hable de su libro, «Donde Nacieron las leyendas». Publicado en 2024 Stavroulakis nos da a conocer varias de las pistas de juego más legendarias de las grandes ciudades y capitales europeas en las que el baloncesto es algo más que un deporte.
Por cierto nuestra Vitoria-Gasteiz también tiene su espacio en esta magnífica obra.

Recientemente has publicado tu libro, «Donde nacieron las leyendas», que da a conocer algunas de las canchas más legendarias de Europa, pero ¿cómo se te ocurrió esta idea?
La idea era volver a donde todo comenzó. Al cemento. Escuchar a Željko Obradović hablar sobre los años en los que se lavaba las manos en el río Morava antes de coger por primera vez un balón en la cancha al aire libre junto a la estación de tren, en Čačak.
Escuchar a Theodoros Papaloukas describir su primer mate en la cancha de baloncesto al aire libre, en el duro y peligroso barrio Ellinoroson, en Atenas. Escuchar a Riccardo Pittis relatar el momento en que suplicó al primer ministro de Italia que protegiera la cancha al aire libre en el Parco Sempione, en Milán.
En pocas palabras, conocer las historias de las leyendas del baloncesto europeo en el cemento. El libro «Donde nacieron las leyendas» trata de historias de amor y odio que siguen a aquellos que las vivieron.
Es un gran viaje a Zagreb y a los barrios de Belgrado, a Cataluña y al País Vasco, al norte de Italia, a Londres y a Limassol.
También a las emblemáticas canchas al aire libre de Atenas y Salónica. Tuve la oportunidad de hablar con personas como Željko Obradović, Ettore Messina, Pablo Laso, Dragan Kićanović, Žarko Paspalj, Sasa Djordjevic, Enrique Campos, Dusan Ivkovic, el compañero de Dražen en el Cibona, Zoran Čutura… ¡Y muchos más!.
En el libro se encuentran relatos paralelos y elementos de historia, cultura y folclore.

¿Cuántas ciudades y pistas de baloncesto salen en tu libro?
En el libro encontramos 29 canchas al aire libre emblemáticas e históricas en Europa, mientras que el último capítulo rinde homenaje a la cancha al aire libre más icónica del mundo, el Rucker Park.
En lo que respecta a España, hay cuatro capítulos que se centran en las canchas de La Plana en Badalona, La Nevera en Madrid, El Estadio en Vitoria y la cancha al aire libre en el barrio de Sants, en Barcelona.
Más allá de eso, nos encontramos con canchas al aire libre en Podgorica, Atenas, Belgrado y sus barrios, Bolonia, Zagreb, Karlovac, Milán, Limassol, Liubliana, Londres, Zadar y Čačak.
La narrativa está acompañada por 49 entrevistas con estrellas del baloncesto europeo, así como con jugadores carismáticos que se convirtieron en leyendas de las canchas al aire libre sin haber jugado nunca al baloncesto de manera profesional.

¿De qué manera fuiste estudiando y logrando documentación de cada una de ellas?
Esa fue la parte más difícil de la escritura. Debido a que, precisamente, han pasado muchos años desde la narración, tuve que verificar con todo detalle la precisión histórica, las fechas y confirmar el contexto histórico…
Es lógico que el narrador confunda muchas veces situaciones y hechos, especialmente si hay una gran distancia temporal. Puedo decir que lo enfrenté como un enorme rompecabezas. ¡Cada pieza tenía que encajar en el lugar correcto! Porque muchas veces ocurrió que había dos relatos sobre el mismo capítulo que se contradecían entre sí, o había referencias que no se confirmaban con los documentos históricos.
Paralelamente, por lo tanto, a las entrevistas, se desarrollaba la investigación para que las historias encajaran en el contexto adecuado.
Un ejemplo: Tuve que estudiar las condiciones de la Yugoslavia en los primeros años después de la Segunda Guerra Mundial, cuando las canchas en la histórica fortaleza de Kalemegdan se convirtieron en el centro del baloncesto, para que coincidiera con las narraciones.
Vi varios documentales, pedí a colegas en Serbia que me enviaran bibliografía relacionada para entender lo mejor posible con qué me estaba enfrentando.

¿Alguna anécdota que puedas contar? ¿Curiosidades o datos que hayas podido encontrar durante todo ese proceso de recopilar información?
Nunca olvidaré la conversación con Dragan Kićanović. Esos pocos minutos con Kićanović, esos diez minutos al teléfono con el mejor jugador yugoslavo del siglo XX.
Es un hombre de 71 años, una leyenda para los yugoslavos, el hombre que hizo entrenador a Željko Obradović. Kiča nunca da entrevistas. Sin embargo, tenía que ponerme en contacto con él para el capítulo sobre Čačak, en Serbia.
El mismo campo donde el joven Obradović lo veía jugar baloncesto y lo admiraba. Así que tuve que pedir la ayuda de un conocido para que intercediera. ¡Y finalmente lo logramos! Aunque solo fuera por unos pocos minutos. Colgué el teléfono y aún sentía una gran admiración.
Por cierto, esto tuvo que ocurrir muchas veces. Pedir la ayuda de un conocido para ponerte en contacto con alguien. Como la frase en la serie Better Call Saul: «Conozco a un tipo, que conoce a otro tipo, que conoce a otro tipo.»

¿Cuál es la historia que más te ha podido sorprender o impactar?
Recordaré la primera llamada telefónica que se hizo para este libro. Todo comenzó con una llamada a Japón, en la primavera de 2020, pocos meses después del estallido del Covid-19.
Luka Pavićević, entonces entrenador del Alvark Tokio, fue el primero en compartir en el libro sus primeros pasos en el playground de Podgorica, el famoso Njegošev Park. Pavićević siempre llevará la camiseta de la mítica Jugoplastika y los tres títulos consecutivos de la Copa de Europa que celebró con ella.
Sin embargo, la forma en que sigue hablando de aquellos 1vs1 con Žarko Paspalj en la cancha que se convirtió en su refugio confirma que la historia se graba más intensamente con los sentimientos.
Pavićević es uno de los mejores narradores de historias con los que he hablado. ¡Y creo que habló durante 25-30 minutos sin que lo interrumpiera!

Si hablamos de Grecia, ¿dónde se comenzó a jugar al baloncesto? En 1968 por ejemplo el Kas de Vitoria jugó contra AEK de Atenas en el legendario estadio olímpico. Donde este pasado verano se organizó un gran torneo de baloncesto por parte de Panathinaikos y otros conjuntos de Euroliga ¿Cómo era jugar en un lugar tan emblemático e histórico?
El baloncesto apareció por primera vez en Grecia en 1918 a través de la Hermandad Cristiana de Jóvenes. Fue en el gimnasio de HCJ en Atenas, donde se jugó por primera vez al baloncesto en Grecia.
Algunos de sus miembros, entre ellos Mike Stergiadis, quien fue estudiante de Naismith en Springfield, tomaron dos sillas, las fijaron al revés en dos paredes y, utilizando una pelota de fútbol, jugaron al baloncesto por primera vez.
La Hermandad Cristiana de Jóvenes se encargó de difundir el deporte en las escuelas y en los clubes, mientras comenzaba también a organizar competiciones. De hecho, en 1920 se celebró el primer torneo en Esmirna, con la participación de cinco equipos, siendo el ganador el Panionios.

Estos torneos continuaron hasta 1924 y empezaron a involucrar a estudiantes y alumnos. En 1924, la Hermandad Cristiana de Jóvenes organizó un campeonato, que ganó la AEK. Si esto se considera el primer campeonato, entonces la AEK es el primer campeón de Atenas.
Ahora, en cuanto a los sentimientos de jugar baloncesto en el Kallimarmaro… Creo que es muy fácil entender que es impresionante jugar en el mismo estadio donde comenzaron los Juegos Olímpicos modernos. Es una experiencia de vida!.

El cambio para el baloncesto griego llegó con la construcción del estadio de La Paz y de la Amistad hace casi ya 40 años, y ese recito como el OAKA se están modernizando al estilo NBA. ¿Qué te parecen estos nuevos cambios?
En cuanto al nuevo OAKA, es algo que toda la organización del Panathinaikos esperaba durante muchas décadas. Podemos decir que era la única tarea pendiente con respecto al enorme legado que dejaron los emblemáticos presidentes del club, Pavlos y Thanasis Giannakopoulos.
Crearon el equipo más grande en la historia del baloncesto griego, que ahora tiene la sede que le corresponde. Ahora queda la tarea pendiente del Olympiakos, que está en negociaciones con el Estado griego para obtener la propiedad del Estadio de la Paz y la Amistad.
Es un estadio muy antiguo, construido para el Eurobasket de 1987, no es un estadio «puramente» de baloncesto, tiene una pista de atletismo y debe pasar a ser propiedad del Olympiacos para que también se haga allí una gran inversión que se ajuste a la historia del club.

Volviendo a tu libro, una ciudad más pequeña como Vitoria dentro del mapa de las megapolis europeas del baloncesto, tiene su espacio, ¿qué nos puedes contar?
Todo comenzó con un artículo en baskonistas.com sobre la historia del Baloncesto Alavés en las piscinas de Vitoria-Gasteiz. Para ser sincero, el título era muy intrigante! ¿Qué relación puede tener el baloncesto con las piscinas de Vitoria? Fue entonces cuando decidí investigar este tema, empezar la investigación y, por supuesto, tratar de encontrar a Pablo Laso.
Aprovecho para agradecerte, Rubén, por tu valiosa ayuda e información. En ese momento, Pablo trabajaba en el Real Madrid. Y compartió con nosotros las historias de su época en que iba al Estadio con su padre.

Además pudiste estar hace poco con Pablo Laso cuando Baskonia jugó en El Pireo ¿Qué tal con el entrenador vitoriano?
En la presentación del libro el 9 de diciembre, estuvo entre los invitados y tuvimos la oportunidad de hablar con él a través de video, junto con Igor Rakočević, otra leyenda de Baskonia, y Angelos Koronios, el emblemático base del Peristeri.
De hecho, Pablo habló con Theo Papaloukas, quien también comenzó en las calles. Habló sobre Vitoria, una pequeña ciudad de baloncesto, explicando cómo muchos jugadores y entrenadores crecieron allí. Nos dijo que cuando era niño, su madre siempre le decía: ¿A dónde vas ahora? «¡Voy al Estadio a jugar al baloncesto! ¡Y luego saltó a las piscinas!» Ese era su plan diario. Pablo fue una delicia.
Por cierto ¿cuánto tiempo te llevó escribir este libro?
Aproximadamente tres a tres años y medio. Con grandes pausas en el medio, debido a mis responsabilidades en mi trabajo principal, en Gazzetta.gr.

¿Cómo se puede comprar en España? ¿Solo está en griego o hay alguna versión en otro idioma?
Hasta ahora, el libro está disponible sólo en griego. Espero que en el futuro podamos lograr que se publique en otros idiomas. Si alguien está interesado en obtenerlo para su archivo, puede hacerlo a través del sitio web de la editorial MVPublications. El enlace es el siguiente: https://mvpublications.gr/
¿Qué comentarios y reacciones has tenido desde que presentaste el libro hace unos días?
¡Muy bien! En los últimos 9 meses desde que se publicó el libro, he escuchado muy buenos comentarios. Y es muy importante cuando vienen de personas del baloncesto, entrenadores, jugadores, ex jugadores y agentes.
Que digan una buena palabra, hagan una publicación en Instagram, o envíen un mensaje. Precisamente porque la temática del libro es tan especial. Siempre me ha gustado contar historias. Por lo tanto, presentar las historias personales de personas tan importantes es algo muy bonito para mí.

Ya en temas de competición ¿Ves a Panathinaikos y Olympiacos como los dos mejores equipos de la Euroliga?
¡Seguro! Considero que es un hecho que estarán en el Final Four. Esperemos ver algo que nunca hemos visto en la historia de la Euroliga: ¡dos equipos griegos en la final!
El Panathinaikos pasó por una pequeña crisis, pero ha vuelto. El Olympiakos muestra una tremenda consistencia con Bartzokas. Y sin duda tiene uno de los mejores equipos de su historia. Así que espero una final griega.

¿Qué equipos ves en los Playoffs?
Panathinaikos, Olympiacos, Monaco, Paris, Fenerbahçe, Real Madrid, Barcelona y Estrella Roja.
¿Qué te parece que la Final Four sea en Abu-Dabi?
Personalmente, no me entusiasma mucho. Por varias razones. Entiendo que la Euroliga quiera expandir el alcance del deporte en nuevos mercados y reforzar su dimensión internacional.
También entiendo los beneficios económicos para la organización.
Sin embargo, al final del día, todo debe hacerse por los aficionados. No es tan simple ni fácil para un aficionado viajar hasta allí. El coste económico es un tema importante. Además, siento que se aleja la relación tradicional del baloncesto con la cultura europea.