Foto:euroleague.net Adam Hanga tapona a Miroslav Raduljica en la primera mitad.
Por acb.com
Laboral Kutxa volvió a exhibir su enorme arsenal ofensivo y, a base de triples, superó al Panathinaikos (84-68) para poner a su favor el primer punto de la eliminatoria.
El encuentro no decepcionó de inicio y las estrellas de ambos equipos se retaron en un bello duelo interior. Comenzó Miroslav Raduljica emergiendo como faro anotador de los griegos. El pívot serbio llegó a acumular 17 de los 24 puntos de su equipo y, sin duda, fue el principal recurso de su equipo frente al otro gigante del partido.
No salió de inicio, pero al poco de entrar en pista el efecto Ioannis Bourousis se dejó notar. Lo hizo primero para dar alivio anotador a su equipo y luego, ya con ventaja, para cerrar el agujero interior por el que Panathinaikos había hecho daño. En cualquier caso, la mejor noticia para los baskonistas no era Bourousis (15 puntos y seis rebotes) sino que el paso de los minutos fue asentando el acierto triplista de su juego exterior y con él tomó la primera ventaja significativa en el encuentro (29-20).
La preponderancia en el partido de Raduljica fue tan evidente como contraproducente para un Panathinaikos que, cuando vio que su estrella se marchó al banquillo cargado de faltas, comenzó a irse del partido.
Lo haría del todo en el tercer cuarto. La realidad es que lo comenzó bien con dos canastas seguidas, pero entonces el encuentro entró en una extraña vorágine donde Laboral Kutxa encontró un enorme premio. El tesón reboteador de Kim Tillie (siete puntos y 11 rebotes) dio grandes beneficios y un parcial de 15-2 colocó 20 arriba a los vitorianos (54-34).
Desquiciado ante el desbarajuste de su equipo Sasha Djordjevic evidenció con su técnica el estado de nerviosismo en el que se instaló Panathinaikos. Por su parte, Laboral Kutxa había crecido a lo largo del partido desde la defensa, luego llegó su acierto anotador y cuando taponó la vía de Raduljica (sólo cuatro puntos en la segunda parte) se encontró con un partido mucho más cómodo de lo que se podía imaginar al poco de iniciarlo.
En un encuentro abierto, Darius Adams (20 puntos) fue el rey de la segunda parte y con sus triples (4/10) ejemplificó la diferencia entre ambos equipos: Frente al 13/33 baskonista, Panathinaikos comenzó a perder el encuentro con su exiguo 3/19.
Bajo el dominio de los pívots
Primero por fuera y luego por dentro, los primeros ataques de Panathinaikos fueron una muestra del talento que atesora y ya fuera con un triple de Elliot Wiliams o con la fuerza interior de Miroslav Raduljica (autor de siete de los 10 primeros puntos), el equipo griego arrancó el encuentro con las primeras ventajas. La búsqueda del balón interior era algo premeditado pues se buscaba castigar la diferencia de kilos y experiencia con un Ilimane Diop que pagó el desajuste con dos faltas y una visita precoz al banquillo (5-8).
Pero Laboral Kutxa no iba a quedarse atrás y Darius Adams respondió a los puntos iniciales del pívot serbio con su habitual descaro. Un palmeo de Kim Tillie, tras entrada del base americano, otorgó la primera ventaja a los locales (12-10).
Pese a que el partido tenía una anotación controlada, Laboral Kutxa tenía un problema en su pintura, ya que Kuzmic tomó el relevo anotador de Raduljica y Panathinaikos encadenó sus primeros cuatro lanzamientos de dos sin fallo alguno. La diferencia de altura en la zona era evidente y la presencia de Ioannis Bourousis tardaba en hacerse notar.
Lo haría al final del cuarto y cuando más lo necesitaba el equipo. Y es que el cuadro vitoriano encadenó varios fallos en el triple (3/9 en el primer cuarto) y varias pérdidas de balón (cinco) generando dudas frente al rival. Entonces, una acción de dos más uno al poste y un triple evidenció la enorme variedad de recursos del griego y permitió convertir un extraño cuarto en algo positivo (18-16).
Los triples vitorianos valen más que Raduljica
No cambió en nada la hoja de ruta helena y el primer ataque buscó a su pívot para que Raduljica sumara dobles dígitos en la anotación. Sin duda que éste era el único referente valido para Panathinaikos y, frente al mal porcentaje exterior (anotó sólo uno de los nueve primeros que intentó), los 13 puntos del serbio era el flotador al que agarrarse ante el despertar triplista de los baskonistas.
Laboral Kutxa había tardado en arrancar, pero primero Bourousis y luego Jaka Blazic, Adam Hanga y Mike James encontraron el acierto exterior para abrir la primera pequeña brecha en el marcador con un parcial 14-4 (29-20).
Estaba claro que la lata se había abierto en ataque, pero es que Bourousis también funcionaba atrás como tapón y el grifo anotador de Panathinaikos se cerró varios minutos… hasta que volvió a aparecer Raduljica.
Lo hizo para sumar puntos y cargando de faltas a un Bourousis que tuvo que marchar al banco con la segunda falta. Por suerte, ello no frenó a Laboral Kutxa y, con un nuevo triple de Blazic, logró a tres minutos del descanso colocarse 12 arriba.
Eso era bueno de por sí, pero casi mejor fue ver como Raduljica siguió a Bourousis en el caminar al banco con su segunda falta. Lo hizo después de anotar 17 puntos (de los 24 de su equipo) en 10 minutos. El hombre ancla de Panathinaikos se había marchado en un momento de extrema necesidad y eso también se notó en defensa. Así, un rebote ofensivo de Jaka Blazic (seis puntos y cuatro rebotes en la primera parte) acabó en tiros libres de Darko Planinic para aumentar la diferencia hasta el 37-24 segundos antes del descanso.
Adams y Tillie se asocian en la victoria
El inicio de tercer cuarto no pudo ser más negativo para Laboral Kutxa y dos cómodas canastas de los griegos pretendió revitalizarles frente el descontrol vitoriano. Menos mal que Hanga estaba ahí para poner orden al desaguisado de los primeros minutos y con cinco puntos seguidos no sólo evitó que Calathes metiera a Panathinaikos, sino que incluso logró volver a establecer la máxima diferencias.
El cuarto seguía con unos biorritmos extraños, pero como se quiera que Laboral Kutxa era dueño de los tableros (en un ataque capturó hasta cuatro rebotes ofensivos), la locura de estos minutos fueron menos para los vitorianos y Tillie (nueve rebotes, seis de ellos ofensivos) agrandó al herida del rebote para poner un claro 51-34.
Panathinaikos se estaba suicidando deportivamente con su laxa defensa interior y sus malas decisiones en ataque. Si a todo ello se añade la suerte (un triple de Calathes dio al canto del tablero y acto seguido Adams anotó uno tras dar al hierro y dibujar una parábola imposible) tenemos que Laboral Kutxa se marchó 20 arriba con un parcial 15-2 (54-34). Todo sumaba y la desaparición de Raduljica (en blanco en el tercer cuarto) era un problema para Panathinaikos.
El extraño cuarto se convirtió en una dulce locura con la que Laboral Kutxa disfrutó de una renta inesperada tras el inicio de partido. Era un escenario abierto, con defensas descompuestas y donde el rigor táctico claudicó ante el talento irracional de los jugadores. En ese escenario el rey fue Adams (12 puntos en este cuarto) sólo un ligero trabajo de maquillaje heleno permitió que no se cerrara el cuarto con el partido resuelto (64-49).
El trabajo estaba hecho y Laboral Kutxa sólo tenía que evitar una peligrosa relajación. De eso se encargó Perasovic quien recriminó en el banquillo los segundos finales de sus jugadores. La reprimenda activó a los baskonistas y tras una recuperación James voló hacia el aro para devolver los 20 puntos de diferencia en el inicio de último cuarto.
Djordjevic quiso también meter en vereda a sus jugadores, pero su homónimo en el banquillo vitoriano tampoco permitiría mayores tonterías de tal manera que el mínimo intento de remontada griego (73-58) fue parado de inmediato.
Panathinaikos había subido líneas de presión y frente a ello Perasovic jugó con dos bases. La idea era asegurar y poner cordura en la ofensiva, pero con Adams y James (11 puntos y seis asistencias) también se tienen puntos y eso le vino a las mil maravilla para sofocar la reacción que pretendía mantener Marquez Haynes (11 puntos). Fue el canto del cisne de Panathinaikos y, cuando éste se marchó al banquillo, el partido también concluyó.
Árbitros: Radovic (CRO), Ryzhyk (UKR) y Pastusiak (POL). Sin eliminados.
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