Por Fernando Sánchez Leal
Corría el año 89 cuando, teniendo yo 11 años, me picó el gusanillo del baloncesto. Hasta entonces, como hacía la mayoría de chavales por esa época pasaba el tiempo dedicado a hacer deporte dando patadas a un balón.
Al mismo tiempo también empecé a seguir atentamente las evoluciones del Baskonia, en sus primeros años como Taugres.
Una afición que comenzó entonces, sigue ahora y dudo mucho que desaparezca alguna vez.
El caso es que esa temporada (89/90) me acerqué, acompañado por Rubén (como a muchos otros partidos a lo largo de muchos años después), al polideportivo de Mendizorroza a ver mis primeros partidos del Baskonia y de baloncesto en directo.
Lo suficiente para engancharme y dar el paso de hacerme (más bien de pedírselo a mis padres) abonado al año siguiente.
Como curiosidad decir que todavía recuerdo el precio de aquel abono infantil, 5000 pesetas, 30 euros de los de ahora. Esa temporada, la 90/91, fue asimismo la del traslado desde Mendizorroza hasta la remozada plaza del ganado, convertida en cancha de baloncesto y bautizada como Pabellón Alava.
Recuerdo perfectamente lo enorme que me pareció el día de la inauguración en el amistoso contra el Atlético Madrid (sí, estoy hablando de baloncesto) de Walter Berry y Shelton Jones. Y, sin embargo, aquel pabellón de 5000 localidades parece casi de juguete en la memoria comparado con el actual Buesa Arena.
Y es que todo ha cambiado una barbaridad. No obstante,aquellos primeros años han dejado numerosos recuerdos, unos buenos, otros menos buenos y casi ninguno malo. Hasta donde mi memoria, y mis recortes de periódicos, me permitan intentaré compartir algunos de ellos con vosotros.
Mi primer gran recuerdo son las dos semifinales conseguidas durante mis dos primeras temporadas de abonado.Ahora mismo algunos casi cuentan como fracaso caer en semifinales y por aquel entonces, cuando apenas se contaba con 6-7 jugadores para disputar la totalidad de los minutos, meterse en semifinales de la ACB me parecía casi tan complicado como llegar hoy en día a la Final Four.
El primer año aquel quinteto con Laso, Roth, Sibilio, Arlauckas y Rivas prácticamente solos consiguieron llegar a semifinales tumbando al Madrid de Carl Herrera y Stanley Roberts (vaya gorrazo le metió De La Cruz) en cuartos.
Posiblemente ha sido una de las series de playoffs donde más he disfrutado, con todo el pabellón entregado.
Y es que ganar un partido al Madrid (o al Barcelona o incluso al Joventut) era casi un acontecimiento, así que os podéis imaginar ganarles en un playoff.
Al año siguiente de nuevo entre los cuatro mejores, con alguna que otra novedad como el gran gladiador que era Wood (¿a alguien más le recuerda a Nocioni por su garra?).
Esta vez el Madrid llegó en semifinales, con aquel partido del famoso “manotazo” de Rivas a Cargol tantas veces recordado después con el cántico de rigor.
Por otro lado esos años en Europa nada de Euroliga (Liga Europea creo que se llamaba por entonces), tocaba la Korac o la Copa de Europa, con algunos equipos imposibles de pronunciar.
¿Os acordáis del Slovakofarma?.Claro que no solo había equipos y jugadores desconocidos.
Gracias a que en la Liga Europea había como mucho dos equipos por país, grandes jugadores y equipos pasaron por Vitoria.
La Benetton de Treviso con el genial Toni Kukoc antes de emigrar a la NBA y su compañero Vinnie Del Negro, anotador compulsivo, el Cholet con Rigaudeau en sus mejores tiempos, la Virtus de Roma con Radja,
Claro que también en la ACB hubo unas cuantas estrellas internacionales:Oscar Schmidt o Walter Berry con su tremenda facilidad para anotar, Sabonis imponiendo su aplastante superioridad, el mismísimo Dusko Ivanovic (que nos metió 23 puntitos en su visita con el Valvi Girona), … Y nacionales por supuesto: Solozabal, Epi, Biriukov, Jofresa, Villacampa, los hermanos Arcega, Xavi Fernández, Creus,etc.
Claro que también hubo momentos malos como ese undécimo puesto dos años consecutivos ¿qué diría la gente que mete palos ahora por no ganar la liga ACB o la Euroliga?
Sin embargo poco a poco el club se fue asentando,logrando sus primeros títulos: la copa de Europa en el tercer intento, las copas del Rey, más tarde la liga ACB,.
La verdad es que podría escribir páginas y páginas de los recuerdos que se me han quedado a lo largo de estos años como abonado pero como no me gustaría que esto fuera eterno voy poniendo el punto final.
Puede que haya quedado tal vez algo desordenado, porque a pesar de que Rubén nos aviso con tiempo, lo he dejado todo para el último día.
Mi única intención ha sido traer algún que otro recuerdo de cuando el Baskonia no era uno de los grandes sino un humilde aspirante, para que la gente se de cuenta de la suerte que tenemos ahora.
No entiendo el exceso de críticas que estos últimos años recibe el equipo por no ganar, como si esto fuera obligatorio, sabiendo lo difícil que es simplemente estar ahí un año tras otro.
Quizás algún día (ojalá no llegue nunca) tengamos que vernos en situaciones no tan buenas como ahora y nos acordemos de todas estas grandísimas temporadas dándole el verdadero valor que se merecen.
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